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El vapeo en América Latina: Panamá

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La regulación de productos de consumo de nicotina más seguros podría evitar millares de muertes anuales y a la vez promover el desarrollo socioeconómico en Latinoamérica. Sin embargo, varios países de la región van todavía en contra de esa perspectiva y durante más de una década han optado por el prohibicionismo, dejando de recibir importantes ingresos fiscales y tributarios y, lo más grave, perdiendo la oportunidad de promover el cuidado sanitario relacionado con esos productos de consumo.

En muchas ciudades de la región, se pueden encontrar fácilmente productos adulterados o copias de líquidos importados
en cualquier mercado o feria, lo que representa un riesgo directo para la salud del consumidor y un problema inapreciable de salud pública. De hecho, en la mayoría de los países de Suramérica millones de consumidores siguen utilizando productos de vapeo no regulados y sin ningún tipo de control de calidad. 

Las iniciativas de regulación en la región podrían garantizar la protección de la salud de un número creciente de vapeadores con una oferta de productos legales que cumplan con estándares de seguridad y calidad para minimizar o extinguir los problemas relacionados con los mercados ilícitos, además de contribuir a superar la crisis económica.

En esta serie de artículos se analizará la situación del vapeo en varios países de América Latina para conocer, de la mano de representantes de organizaciones de la sociedad civil, sus perspectivas actuales y futuras. 

Panamá: más que la sede de la próxima COP10

En los últimos años Panamá se ha convertido en una de las naciones favoritas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) debido a sus registros récord en la reducción de consumo de tabaco en el siglo XXI. En el año 2000, cerca del 17% de los panameños consumía tabaco, mientras que en 2021, y desde 2019, apenas el 6,3% de la población se declara consumidora.  

Esta gran reducción se debe al sistema de control fiscal que se ha implementado con rigor desde principios de siglo. Sin embargo, la implementación de la Ley 13 del 24 de enero de 2008, aun más rígida y severa con los impuestos al tabaco, marcó un punto de inflexión en la industria tabacalera panameña. Inconvenientemente, la Ley acabó provocando el surgimiento de nuevos mercados irregulares y, en consecuencia, la pérdida de la captación de dinero por impuestos, así como un error en las estadísticas de consumo en la vida real.

Desafortunadamente, Panamá se ha convertido en un centro importante para el comercio, transporte y distribución de productos de tabaco desde China y se ha tomado el comercio ilegal de todo el continente y el Caribe. El puerto libre de la ciudad de Colón es el centro de operaciones de firmas tabacaleras asiáticas como Overseas United Inc., Finta Inc., o Kinea International SA, que comparten los mismos socios y operan conforme la ley lo contempla, casi sin restricciones.

China National Tobacco Corporation, la tabacalera más grande del mundo, ha optado por usar una antigua estrategia que fue exitosa en la década de 1990 para los hoy gigantes Philip Morris International (PMI) y British American Tobacco (BAT): usar el mercado irregular para inundar el comercio con sus productos mientras presiona a los países para entrar al mercado regulado. Colombia, Ecuador y Belice son algunas de las naciones víctimas del contrabando (además de que sus laxas normas no contienen efectivamente el flujo irregular, estos gobiernos resaltan por su corrupción).

En 2019 Panamá se convirtió en el país del continente que más consumió cigarrillos de contrabando, llegando a la deshonrosa cifra de 750 millones de cigarrillos ilegales o, en otros términos, el 72,5% del mercado nacional. Por esta razón, las arcas estatales dejaron de captar más de 100 millones de dólares en impuestos. 

Pese a que los datos no se encuentran actualizados, cerca del 5,2% de las muertes anuales en Panamá son atribuidas al consumo de tabaco. Según el portal Global State of Tobacco Harm Reduction, la prevalencia en el consumo de tabaco se registra en 5,7%, siendo 5,9% las muertes atribuidas al consumo entre el público masculino, mientras que para las mujeres esta tasa llega al 3,4%.

El caso de Panamá deja muchas dudas respecto a la efectividad de las estrategias usadas tradicionalmente para el control del tabaco: la extrema fiscalización y el casi nulo control aduanero no permiten recolectar datos reales sobre el consumo debido a que se basan en la cantidad de ventas por unidad de cigarrillo, lo que resulta en datos inexactos en una economía donde el consumo de este producto está fuera del radar del Estado.

Las muertes asociadas al consumo de tabaco en Panamá rozan el 6% de las muertes totales anuales, siendo los hombres las mayores víctimas, pues doblan los decesos de mujeres, como hemos visto. Al ser uno de los países de la región con más trabas legales frente al consumo de nicotina, el gobierno solamente deja abiertas las opciones del tabaco oral y las terapias de reducción de nicotina, como parches, chicles y aerosoles farmacéuticos. 

El estado del vapeo

El vapeo en Panamá es prácticamente inexistente en la vida cotidiana. Se trata de un mercado que se maneja completamente “bajo cuerda”, pues tanto consumidores como vendedores procuran pasar desapercibidos para evitar las duras sanciones. “El vapeo como cultura en el país no está consolidado. Panamá es una mezcla que adopta muchas ideologías de otros países, sin embargo, el vapeo es totalmente ‘undergound’; el que vapea lo hace porque sabe al respecto”, menciona Tomás Sánchez, presidente de la Asociación de Reducción de Daños por Tabaquismo de Panamá (ARDTP).

Por esto, resulta extremadamente difícil rescatar datos sobre la cantidad de vapeadores que hay en Panamá, pero se presume que no más del 0,8% de la población es consumidora activa de vaporizadores. “Me he topado con varios que no saben ni siquiera qué es un e-líquido de 60 ml, no conocen la diferencia entre base libre o sales, ni qué es un algodón y una resistencia”, recuerda Sánchez. En este contexto, el mercado y la cultura vaperil se ven afectadas porque está preparado el terreno para que ingresen productos “copia”, con un costo muy inferior y que atentan directamente contra la salud del consumidor. 

En todo caso, la comunidad del vapeo no es muy numerosa y, en opinión de Sánchez, otro factor que puede influir en esto es el mercado negro del cigarrillo, con precios muy bajos.

Así, la industria del vapeo se desarrolla en un mercado gris, debido a que la gran mayor parte de la mercancía de vapeo, que es ilegal en Panamá, ingresa por el puerto libre de Colón, que goza de exenciones y se aprovecha para introducir ilegalmente productos relacionados con el vapeo. 

Pese a las severas sanciones a las que los panameños se ven expuestos por la venta de productos de vapeo, es común encontrar tiendas y distribuidores de todo tipo de mercancía en las redes sociales. Sin embargo, la vigilancia y los bloqueos de estas cuentas son muy comunes, anulando así el contacto directo con la tienda o el voz a voz para encontrarlas. Igualmente, no es extraño encontrar copias piratas de productos de vapeo, y los dispositivos desechables se han convertido en los favoritos de los vendedores debido a sus precios y a la relativa facilidad para ser mimetizados. De hecho, cerca del 45% del mercado está conformado por estos dispositivos, aunque con origen, materias primas y manufactura de dudosa procedencia.

Los vendedores aprovechan la oportunidad de conseguir desechables de mala calidad y ofrecerlos como legítimos, incrementando sus ganancias a costa de la seguridad de los consumidores. “Dentro del mercado informal, a ciertos vendedores, lo único que les hace falta es una correcta regulación; sin embargo, la ausencia de esta genera una manipulación del mercado entre los pocos distribuidores, que alteran los precios a su antojo”, menciona Tomás, quien además recuerda que los casos de estafas en manos de tiendas virtuales falsas suelen ser muy comunes.

Desafíos aceptados por la sociedad civil organizada

El problema actual en Panamá son las políticas prohibicionistas y el evidente desinterés por controlar el contrabando de cigarrillos, siendo este último el pilar principal de la prevalencia en el consumo y la causa de los posibles resultados incompletos con los que el gobierno dice tener controlado el consumo de tabaco. Esto último se debe, como ya se mencionó, a la notable diferencia de precios entre el mercado regular y el negro, pues la contabilidad de consumo se basa en la cantidad de unidades vendidas legalmente, pero la mayor parte de la población fumadora opta por el mercado irregular debido a sus precios.

Lo anterior, sumado a una política educativa precaria, ha empujado a los jóvenes a caer y permanecer en el consumo de tabaco. En una encuesta realizada a 2096 estudiantes de entre 13 y 15 años, cerca del 8% admitió fumar y otro 6,4% dijo que usa cigarrillos electrónicos. Además, el 17% afirmó haber estado sometido a humo de segunda mano en sus hogares y más del 31% en lugares públicos cerrados.

Sin embargo, no todo está perdido. Con la inminente aprobación del Proyecto de Ley 178 de 2021 es posible abogar por una vía más apropiada para la regulación de la industria del vapeo en Panamá, aunque continúen presentes la presión de los grupos económicos vinculados a la industria del tabaco y los extraños intereses de grupos antitabaco/antivapeo.

La Asociación de Reducción de Daños por Tabaquismo de Panamá (ARDTP) ha llevado la voz de los vapeadores a oídos del gobierno, defendiendo también los derechos de los fumadores para que tengan libre acceso a tecnologías mucho menos nocivas. Gracias a ello han logrado incluso el veto a proyectos de ley prohibitivos. Esta asociación está conformada y liderada por Tomás Sánchez (presidente) y el abogado Víctor Reyes, quienes se han encargado de atender los asuntos legales del vapeo ante el gobierno. 

Actualmente la Asociación se encuentra en condiciones de aumentar sus recursos humanos para continuar al frente de los intereses y derechos de los consumidores. Es posible contactarlos a través de sus redes sociales, donde también es frecuente encontrar actualizaciones, noticias e información sobre la coyuntura del vapeo local y mundial. En Twitter la Asociación se encuentra como @ardtpanama, en Instagram como @ardtpanama y la plataforma de mensajería está abierta para solucionar inquietudes de los panameños.

La pagina web esta próxima a ser lanzada www.ardtp.org


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