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Lucha contra el Coronavirus: una falla más de la OMS

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Durante la crisis del Coronavirus se esperaba una voz particularmente potente: la de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la organización ha producido solo un registro mixto y perdió oportunidades como la del vapeo para luchar contra el tabaquismo. Entre una crisis de autoridad y repetidos escándalos, la confianza depositada en esta poderosa organización de salud disminuye cada día.

La imagen de la OMS se está deteriorando

La OMS debería haber sido un faro mundial en la tormenta de la COVID-19, pero finaliza la primera fase de rodillas. Ahora parece confirmar que se espera una segunda ola; la única incertidumbre sigue siendo su magnitud y fecha.

Estados Unidos, que es, en términos presupuestarios, uno de sus principales donantes, criticó su gestión de la crisis y su neutralidad. Con ello cuestionó su autoridad. La organización, en lugar de ser líder en este importante problema de salud pública, casi se ha convertido en una víctima colateral.

Las críticas no vienen solo de aquellos a quienes la COVID-19 ha impactado. Un cierto número de decisiones de la OMS dan lugar a críticas. Ha habido retrasos en la toma de decisiones, errores de juicio y oportunidades perdidas. La OMS ha acumulado errores que oscurecen su éxito, que también es real.

La Organización Mundial de la Salud es una agencia especializada de la ONU que tiene la misión de llevar a todos los Estados miembros y sus socios al más alto nivel de salud posible. Para esto la OMS depende tanto de la medicina y la farmacología como de los consejos sobre dieta, higiene y estilo de vida.

En resumen, la OMS es una institución científica. Se basa en métodos y pruebas científicas, por encima de cualquier dogma o influencia alguna. Al menos en teoría.

Escándalos repetidos

El camino de la OMS está lejos de ser tranquilo. La organización ha pasado por una serie de escándalos que legitiman las preguntas sobre su neutralidad.

Aquí va un ejemplo entre muchos. en 2017 Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, había decidido nombrar a Robert Mugabe «embajador de buena voluntad para enfermedades no transmisibles en África». El problema es que el embajador de buena voluntad era un dictador notorio. Entre otras cosas, había llevado al colapso del sistema de salud de su propio país, Zimbabue.

A pesar de las protestas de los miembros que financian a la OMS, encabezadas por Estados Unidos, Francia e Inglaterra, así como las ONG que trabajan en África, el director de la OMS insistió durante mucho tiempo antes de ceder a regañadientes. El escándalo no tuvo ninguna repercusión: Ghebreyesus sigue al frente de la OMS en 2020.

En 2007, The Lancet, una de las referencias mundiales en publicaciones científicas, temía que la carrera por el reemplazo del director de la OMS estuviera en su apogeo de «corrupción» dentro de la organización. “El futuro de la OMS, sin duda, dependerá más del cabildeo político, el compromiso y la corrupción, un fenómeno común durante estas elecciones en la OMS, que en los debates serios y transparentes sobre las prioridades que la organización tendrá que enfrentar en la próxima década», escribió su editor, Richard Horton.

En OMS: El marinero borracho de la salud pública (1997), el periodista Bertrand Deveaud denunció los abusos, compromisos y mala gestión de la institución. Argumentó que la OMS navegaría «sin un capitán a bordo u objetivos claros en un océano de corrupción e ineficacia”.

En 2007, Alison Katz, una investigadora que pasó 17 años en la OMS, escribió una carta a la nueva directora de la institución, Margaret Chan. Allí acusó a la organización de «corrupción, nepotismo, violación de los estatutos e ineficacia de control interno».

Una hora de excavación en los archivos de prensa de la OMS revela numerosos escándalos y acusaciones. Desde la disfuncionalidad hasta la opacidad, pasando por la sospecha o corrupción real de los altos ejecutivos. La imagen de la agencia se ve afectada.

El escándalo más rotundo sigue siendo el del «Dr. Flu”, Albert Osterhaus, asesor principal de la OMS durante la epidemia de H1N1. Osterhaus hizo que la OMS prescribiera vacunas fabricadas por compañías en las que tenía intereses financieros. Con excepción de un artículo en la revista Science, el caso ha sido cuidadosamente encubierto. El Dr. Osterhaus continuó pacíficamente su carrera y sus actividades en la OMS.

Crisis de autoridad

¿Es esta la consecuencia de un trabajo de socavación? En cualquier caso, todos están de acuerdo en algo: la OMS no aportó coherencia al mundo durante la crisis del Coronavirus.

Se trata de una organización que quiere ser universalista. Aunque respeta la soberanía de los Estados –y evita las susceptibilidades, dado que es frecuente que varios de sus miembros mantengan relaciones conflictivas–, se supone que debe ayudar a superar los debates. Cuando hay crisis de salud globales, la OMS debe coordinar la acción de los científicos de todo el mundo, y asegurar la división de tareas y el intercambio de información.

Al menos eso es lo que debe ocurrir en teoría.

Pero las críticas a su acción, independientemente del país del que vengan, son idénticas. La OMS tardó demasiado en reaccionar y fijar una línea, y cuando finalmente decidió actuar nadie la respaldaba. La información y las alertas que emitió circularon bien, pero no fueron seguidas o apenas lo fueron.

Como señaló un médico entrevistado en LCI: «Si la OMS no hubiese existido, nada hubiera sido diferente”.

Escasez de medicamentos

Una de las grandes fallas de la OMS fue la anticipación del problema de la producción de moléculas.

Durante la crisis, varias compañías farmacéuticas plantearon un gran problema: la falta de moléculas básicas para fabricar medicamentos. Cualquier tipo de medicamento, no solo aquellos destinados a tratar de combatir la COVID-19. De hecho, un buen número de industrias farmacéuticas han reubicado los laboratorios para la producción de moléculas en China. Estas son el principio activo de los tratamientos disponibles en el mercado, que van desde la simple aspirina hasta los componentes de tratamientos pesados ​​como la quimioterapia.

Esta elección se hizo por razones pragmáticas. Los fabricantes chinos tienen equipos sofisticados y mano de obra calificada. Y todo a un precio mucho más bajo que el ofrecido por sus equivalentes europeos o estadounidenses.

Uno de los efectos de la pandemia fue tener que cerrar las fábricas chinas, pues varias megalópolis donde se centralizaba la producción global de moléculas entraron en cuarentena. De la noche a la mañana los medios de producción de medicamentos colapsaron en un 80%. Incluso si, por casualidad, no hubo una necesidad importante de los tratamientos esenciales.

Una de las funciones de la OMS es, precisamente, revisar periódicamente la fabricación de medicamentos y de moléculas. Esto para anticipar los problemas que podrían surgir en caso de centralización excesiva. Está claro que la agencia ha fallado por completo en este papel. No se ha emitido ninguna advertencia seria.

Los laboratorios y los Estados han anunciado que han tomado la medida del problema y que pensarán en soluciones. La OMS hasta ahora no ha hecho comentarios.

Vapeo, un síntoma elocuente

Un excelente ejemplo de una oportunidad perdida para la OMS es el cigarrillo electrónico. Los estudios han demostrado el efecto agravante del tabaquismo en pacientes con Coronavirus. Y hay cierta lógica en estos informes. La combustión del tabaco ataca principalmente a los pulmones, debido al alquitrán, y la COVID es una enfermedad pulmonar.

Pero más allá de esta crisis, es cierto que fumar es una enfermedad recurrente. Mata a 8 millones de personas en todo el mundo cada año: 7 millones directamente y 1 millón indirectamente.

La cereza del pastel son los estudios estadísticos que han analizado el impacto de la nicotina en el virus. La observación de los perfiles de pacientes con COVID-19 revela una subrepresentación de los fumadores en los casos diagnosticados. Por otro lado, el empeoramiento de los síntomas sería más frecuente en los fumadores afectados. Una de las teorías presentadas es que la nicotina es una barrera relativamente efectiva contra el virus. Sin embargo, en caso de que logre evitarla, llegaría a un sistema respiratorio debilitado por el alquitrán y otras sustancias tóxicas.

Para cualquier organización que trabaje a favor de la salud pública y, por lo tanto, que luche contra el tabaquismo, las luces de advertencia eran verdes. Se observó un papel protector de la nicotina y el agravamiento por humo combustible. Los estudios científicos indican que vapear es al menos 95% menos peligroso que fumar. También sugieren que es la herramienta más efectiva para dejar de fumar cigarrillos combustibles. Utilidad y evidencia científica; la OMS tenía todas las razones objetivas para presentar el vapeo y dar un golpe contra el tabaco.

Sin embargo, la OMS continúa luchando contra el vapeo como un medio para dejar de fumar. Esto mientras que el apilamiento de estudios sobre el tema demuestra que el riesgo es mucho más bajo que al fumar tabaco y que es efectivo para la lucha contra el tabaquismo en todos los estratos sociales y edades.

Casi hay consenso científico a favor del vaporizador, y la opinión de la OMS está en completa contradicción. Una situación completamente extraordinaria. En 2019 publicó un informe sobre la epidemia mundial de tabaco en el que insta a los gobiernos a clasificar el vapeo como tóxico. Sin embargo, los argumentos que presenta contradicen estudios rigurosos (sobre la teoría de la puerta de entrada, por ejemplo). Ahora en 2020, cuando el vapeo podría haber asestado un fuerte golpe al tabaquismo en medio de la epidemia de COVID-19, la OMS publicó una serie de preguntas y respuestas sobre el vapeo que retoma teorías que desde hace tiempo se demostraron falsas.

¿Es esta implacabilidad debida a un peligro real de vapeo que nadie ha visto excepto la OMS? ¿O es una señal de que la agencia está lejos de ser infalible? En vista de los precedentes, la segunda hipótesis parece ser la correcta.

Preguntas sin respuesta

El futuro de la OMS es, al parecer, sombrío. Sin el apoyo de Estados Unidos, que acusa a la OMS de colusión con China, la financiación de la agencia está seriamente comprometida. Esto llevó a otros dos actores importantes, Alemania y Francia, a llevar a cabo el proyecto de una reforma de la institución y su operación.

La producción de drogas y el vapeo podrían ser elementos interesantes en el desarrollo de la institución. Actualizar la información de la OMS para reflejar la realidad de los estudios científicos sería una prueba de que el sentido común ha regresado a los órganos rectores.

La OMS fue fundada con un capital de seriedad y credibilidad que ha malgastado con el tiempo y la controversia. Hoy es uno de los organismos internacionales más disputados. Sin embargo, no se pierde nada. La OMS puede levantar la cabeza y convertirse en faro de la ciencia médica y las buenas prácticas que debería ser. Para esto, las declaraciones de buenas intenciones no serán suficientes. La organización será juzgada, en el futuro, por sus actos. Y si estos no cumple con las expectativas, la OMS, convencida de ser esencial, tendrá que aprender que es reemplazable.

Fuentes para saber más

Publicación original: https://science-expert.com/oms/


Este artículo lo produjo el equipo de Vaping Today. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a [email protected].

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